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Una feliz pareja


A y B son una pareja feliz. A Y B son una típica pareja moderna de clase media en ascenso y todos sabemos que nada hace más feliz a una pareja de clase media que ascender o escalar. Ninguno de los dos es profesional pero tienen buenos puestos, relativamente bien remunerados. Las vacaciones dos veces al año, una escapadita el finde largo, las reformas en la casa para que se vea más paqueta, las salidas a comer, los pibes en la facultad, el departamento que están por comprar, el juego de canasta con los viejos amigos, el auto que no atrasa más de tres años y de una gama respetable. Todo brilla bajo el imperio de A y B. A es el primero que se va y el último en llegar, ya sea porque se queda a tomar una cerveza o porque ese día hay partido con los veteranos. B se va más tarde y vuelve a las doce y luego se va un par de horas más y siempre llega antes. B cuando no está en el trabajo, está saliendo a caminar o visitando a alguna amiga o se está garchando al pendejo. Mientras A le mira las tetas a la cajera del supermercado para después hacerse una paja, B se tira a un pibito que es probable que haya sido iniciado en sus propias manos. Pero hoy es sábado. Hoy es sábado piensan y los sábados por la noche salen a comer. Entonces se cambian, se arreglan, y salen en el auto y recorren la ciudad y sonríen y paran en algún buen lugar y se piden un buen plato gourmet y se toman un buen litro de vino y a veces un café o postre y a veces hablan y a veces no y miran por la ventana y alguna otra mesa siempre los reconoce y saludan y sonríen más y luego se vuelven a la casa. Pero es temprano y no hay sueño y B se toma una copa de licor y se le insinúa, lo acaricia, le da besos por el cuello, y baja y le desprende el cinto y le quiere dar una chupada y a veces A accede y otras como ésta noche de sábado no, simplemente le dice que está cansado. Trabajé toda la semana sin parar, perdón amor. No te hagás problema, tranquilo, otro día, me voy a dar una ducha. Y B se mete a la ducha y se masturba y se siente triste porque mañana no podrá tirarse al pibito porque mañana es domingo. Mañana tienen los ravioles y los hijos y después a dar una vuelta en el auto sin hablar o comentarios del tipo "che mira que gorda que se puso X, pensar que cuando era", pero ahora es sábado y ahora se masturba y piensa en ese pito joven que permanece parado todo el día y piensa en el último encuentro que se corrió dos veces mientras se la chupaba y recién a la tercera se la pudo meter y piensa que le toca las tetas y se las chupa como un muerto de hambre y sonríe, sonríe sinceramente porque el pendejo es tierno y la desea y le agrada como la mira. Después vuelve a la cama y busca una serie en el Smart y lo mira de reojo y se dan una palmada en la pierna, como diciendo “estamos bien” y encuentra cualquier cosa para poder dormirse y al rato consigue cerrar los ojos y viajar. Y A entonces los abre y se inclina sobre la cama y la observa y siente el cambio en la respiración y entonces entra en acción y también se le dibuja una sonrisa sincera, que puede significar muchas cosas, pero innegablemente, sobre todo, significa una paja. Aunque B esté bien mantenida, aunque B es una veterana que está buena, A no piensa en B mientras se agarra el pito que ahora sí se pone duro, en cambio piensa en la nueva compañera de trabajo, piensa en las tetas de la cajera del supermercado, en la mesera que los atendió y que está seguro que lo miraba con deseo y piensa en cómo destapó el vino, voy a conseguir su número y me la voy a tirar con el uniforme y le voy a dar bien duro, piensa y se toca más rápido y en silencio, como cuando era un pibito y se encerraba en el baño treinta de los mejores segundo del día y piensa o rememora a la prostituta que enculó hace un par de meses y después se corre, no le cuesta mucho correrse y se limpia con las sábanas y mira a su mujer para constatar que sigue dormida, entonces apaga el Smart y le cruza el brazo y así esperan la llegada del cruel domingo.

 

Autor: Cristian Juliá

Autor de Vivir en rebelión y El lado oscuro de la luna, ambos editados por Rey Larva artesanía editorial.

Nací en San Pedro Buenos Aires el 16 de marzo de 1989, viví en Capital y en Baradero provincia de Buenos Aires, ciudad en la que resido en la actualidad.

Encuentros furtivos: Relato inédito.

Punto de encuentro de mis libros:

La libre librería. Bolívar 646, Capital, San Telmo.

Puesto de diarios y revistas del uruguayo. Corrientes y Montevideo. Capital.

Boulevard libros. San Pedro

Oliverio libros. Medrano 490, Baradero.

En Epublire.org se encuentra la versión digital gratuita de Vivir en rebelión.

Facebook: Cristian Juliá

Imagen de Ray Caesar tomada de http://selekarte.blogspot.com.ar/

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