Desintegro días
Desintegro días,
dilato asombros
contemplo mi fealdad,
mis sentimientos están hechos de mimbre
tejidos cuidadosamente,
incrustados en el camión de la basura,
tatuados en el olvido,
concentrados en la rutina
pidiendo fuego
sujetos a felicidades ajenas
y al poder de tocar gestos
de repetirlos,
de persuadir membranas pequeñas
embutidas en la piel extraña,
dolorosas
que subrayan la cotidiana belleza.
Éste es el principio de una era
por los que tratan de respirar,
de salvar su citadino sentir,
de los que quieren apagar su último tabaco,
todos quieren bailar en el patio
del vecino,
inyectar su canción
para que la muerte no sea severa
sonidos, soledades,
queremos que el grito sea un eco compartido,
porque sólo así,
si caminan
también por su cabeza
podrán pasar al cubo.
Mi risa vuela en aviones de papel
donde se arrugan visiones,
pataleo sobre una estampa,
me saco un ojo,
arrastro la eternidad
y uso el bilé,
entonces duermo,
despierto
con la voluntad de hacer
bailar mis pantuflas,
dedico el día a mi propósito,
abro la puerta,
aplaudo, aplaudo,
nadie entra,
estanco mi cabeza
contra muros,
sangro, sangro
hasta sentir la droga,
me chupo el dedo del pie,
hago contorsiones del quinto mundo,
estoy de guardia en la ventana
disipando locos,
rapo mi cabeza
para ver su brillo
encuentro un cabello
es largo,
lloro, lloro,
soy una piromaníaca en su altar
y danzo en los músculos del cerebro.
Autora: Patricia Lezama Rosas
POEMA DEL LIBRO: “LOS CINCO DÍAS DE LA NIÑA Y LA AMPOLA”
Publicado por la Benemérita Universidad Autónoma De Puebla.
Tiraje consta de 5000 cinco mil ejemplares
Edición 2006
Imagen de George Grosz