Ocultura
Alcanfor, celular,
tu vagina como un péndulo;
marea y luego atrapa.
Dermatólogos justificando
la piel.
Encías que sangran y dejan
al cepillo
fusilado.
Garúa sobre los fuegos. Esta parada
con techo y luz es el refugio,
el espacio para un tiro
y emparejar.
Sos un chucho de frío eterno
hablando, paranoikeando,
dando disculpas, creyendo
que te sostenés
mas allá del olvido;
si te conociera
creería que vas a estallar. Pero es que
uno no entiende las fiestas,
ni las risas y aplausos que destilan;
no me sale bien esa parte,
la pienso y no me sale,
y descreo o empiezo a creer demasiado
en la ceniza y los ceniceros, en los vasos,
en las jarras, en los hielos flotando,
en la cola del baño.
Dos chicos ahí dentro cogiendo.
Apoyada ella en el vanitori, él dejando
caer sus pantalones
sobre el suelo meado; empieza la charla
buscándose los recovecos:
el aliento, el vapor, el olor
a sexo mojado,
la dinámica del orfebre, el ensueño
del sabio (alter ego de otro).
Una pantera corriendo y el cazador en jeep.
La tiene en la mira.
La pantera corre por la sabana.
No le tira, quiere estar más cerca.
Le grita al negro que maneja, lo insulta
de arriba abajo salpicándolo con saliva.
El negro acelera, se acercan,
están a la par de ella,
y ahora el negro es el que grita
en un dialecto extraño pero que se entiende
-tira- le dice, -tirale-.
El cazador tieso, como seco con el ojo en la mira
sin saber lo que espera
larga uno, dos, siete disparos contra la fiera
que cae con delicadeza.
Se queja, parpadea
varias veces mirando fijo al negro, y al
cazador ya detenidos,
regodeándose en su propio peso
La obra ya fue publicada, con algunas correcciones, en la página de Facebook /sociedaddepoetas.masturbados
Autor: Mariano Raúl Balzano
Nací en Boulogne, en 1991.
Facebook: Sociedad De Poetas Más Turbados
Imagen tomada de