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No hace tanto, inventamos la piel.

Dejé una rama ardiendo junto a tu cama,

para ahuyentar a los cuervos,

y tu miedo al viento.

No hace tanto, mordí tus cicatrices,

esperando bombear algo de sangre

a tu corazoncito de muñeca infante.

No hace tanto (o quizá siglos) dijimos para siempre,

pero pasado un tiempo la piel se acostumbra.

¿Nos habremos arrimado demasiado al corazón dilatado del sol?

Ahora siento un brazo que descansa en mi pecho,

un cuerpo que me ama según las leyes de la física,

una boca que me besa según las leyes de la robótica.

¡Ay!, si pudiera…suspirás,

y llorás una lágrima mecánica,

que humedece la sábana,

y enseguida se seca.

 

El poema pertenece al libro La Cría que puede conseguirse a través del facebook del autor.

Autor: Sebastián Martín

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