Todo huele a pólvora pobre. Dos sombras fingen ser personas derretidas en el asfalto. Un perro se fosiliza en garrapatas. Se oyen voces estallando entre las paredes empujándonos para adentro hasta discecarnos en polvo. Afuera el viento del mar se encajona en el monoblock y la música se seca. Un disparo lejano estría la mañana ciega.
*** La angustia es un animal lamiendo los andrajos de la incertidumbre con una jauría hambrienta atrás. *** La tarde destila puñal de ginebra el viento obliga mi miedo cantar a espaldas de la ruta donde el barro es dios estoy hipotecando mis huesos. Un avión rasga el himen del cielo agregando un día más en mi vida. ***
Le queda una hoja en blanco empieza a crepitar se reconoce una epidermis variable -sus frases ya fueron pronunciadas- palabras de muertos que cree propias. Sin presentirlo, ella carga un vértice de muchedumbre. **** Aftas La noche se astilla en allanamientos de música vidriosa la luna regula ciclos de un mar que está lejos queda un insomnio en los bolsillos que nada empañe lo que el cuerpo reclama.
Autor: David González (1979)
Poeta Argentino. Vive en Viedma (Río Negro).
Publica textos y poesía en publicaciones literarias, suplementos culturales y páginas webs culturales y poéticas de Latinoamérica, EEUU y España.
Participa en eventos poéticos y culturales de Argentina.
Sube material de su autoría en el blog www.fragmentario.blogspot.es
Editó la plaquette de poesía “11” (ediciones de La Mariposa y La Iguana) en el año 2016.
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