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subí al 17 y me senté, saqué un libro y me puse a leer un poco y a mirar por la ventanilla. Y en avellaneda, desde el fondo del colectivo, escucho “¡devolvémelo!”, me doy vuelta y un tipo de traje asomado a la puerta ve cómo un pibe se aleja corriendo con su celular. Y una señora “yo lo vi cómo miraba el celular” le decía al tipo que gritaba “¡vení para acá! ¡Devolvémelo!”. Y me dije “no hay chances de que vuelva y se lo devuelva”. Y pensé qué hubiese gritado yo si el pibe me robaba el libro. Le gritaba “¡no lo subrayes!” o “¡fijate el capítulo dos qué gracioso!” o “¡después contame el final!”. Entonces fui hacia el tipo y le dije “te lo presto” y le di el libro. “¿Tiene wi fi?” preguntó. “Tiene personajes interesantes, y el capítulo dos es muy gracioso”. “Bueno” dijo “lo voy a probar y después te llamo a ver qué me pareció. Pasame tu número” y buscó su celular y se dio cuenta que ya no lo tenía, “jejeje” nos reímos. Y ahí volvió el pibe “me intriga” dijo y manoteó el libro, le devolvió el celular y se fue corriendo. Y la señora "yo lo vi cómo miraba el libro". Me asomé a la puerta y le grité “¡después contame el final! ¡NO LO SUBRAYES!”.

 

Autor: André Demichelis

Este texto pronto integrará aluno de los libros de André.

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