A Fairuza Balk, que me pone tieso algo más que la verga
Conocí a esta actriz de cine muy famosa en los noventas ella se equivocó de baño o yo me equivoqué de baño estaba sentada al lado mio en el cagadero y le dije me gusta tu cara tu pelo y ella me dijo: tengo los dientes que no me paran de crecer y mi boca va a ser cada día mas grande hasta el día que me muera yo le dije: me gusta mucho tu dentadura enorme parecés una tigresa - Estas flirteando conmigo Fernando? Yo le dije: no, pero si querés que lo haga lo puedo hacer Y ella me contestó: y si lo hicieras cómo podría saber si lo estas haciendo? Era una pregunta tonta pero le contesté que yo dejaría crecer los pelos de mis antebrazos como si fuera una suerte de caballo y que transformaría mis manos en enormes patas de elefante con pezuñas gruesas y monstruosas con callos imposibles y grises y terrosos y que con eso le acariciaría los pómulos y la cara su nariz, suavemente, y sus sienes y su pelo color caoba hasta que se desmayara hipnotizada y que los ojos se le pondrían blancos de envidia de pensar que yo podría haber hecho lo mismo con otra mujer pero que también se sentiría perturbada y ella dijo me gusta lo que me decís, contame mas Yo le dije: vas a pensar que estoy loco o drogado o borracho y yo pensaba, estoy haciendo el idiota pero yo quería mucho irme a otro lugar con ella y ella se sonrió mostrando cincuenta y siete dientes perfectos y esos eran solo los dientes de la mandíbula inferior y con los ojos oscuros como los del diablo la besé torpemente ella tenía ella la boca fresca y limpia los labios negros las fosas nasales abiertas en un rictus maravillosamente mórbido y travieso ella retrocedió la cabeza un poco tal vez de asco pero yo le tomé la cabeza con mis manos humanas y de un tirón puse su cabeza en mi pecho para decirle que todavía era un bebé y ella se quedó quieta por un breve momento y yo hice un ruido un gruñido como de "Urghmm..." y ella o se rió o gargajeó y pude oler el perfume de su shampoo o su enjuague bucal o el sudor de entre sus pechos y se me puso dura inmediatamente No recuerdo a donde fuimos pero cuando pensé en esto al despertarme al otro día en la cama king size estiré el brazo aún en la oscuridad de la madrugada y ella ya no estaba ahí la misma historia triste de siempre mientras gotean letánicamente las paredes desnudas sin revoque en un villorio sudamericano pero con eso hay que pechar, con esos olores y esas texturas la náusea y con estas manos de elefante y estas pezuñas y estos cueros llenos de pelos y estas pieles y ella tenia y debe tener aún a la enorme distancia la piel como la porcelana tibia arrobadora y tirante entre Boston, Londres y Rio de Janeiro o algún otro lugar mefistofélico e incomprensible y bajé la mano y me toqué para recordarla aunque sea por un rato lleno de una angustia exasperada antes de que se me parara algo mas que la verga.
Autor: Fernando Bocadillos