Columpio
A los siete años no se puede desenredar la madeja. Impotencia absoluta, no puedes defenderte. Ni siquiera sabía porque lo hacías. No entendía porque desgarrabas mis entrañas sin mi permiso. Hasta pensaba que había nacido para eso. Fueron siete vueltas al sol las que soporté tu violencia contra mi cuerpo. Es mucho tiempo para que no hayas tenido ni una migaja de culpa, de remordimiento. Estás enfermo, eso no se cura. Uno nunca se acostumbra a ser usado como objeto, llegué a dudar si había niñas en la categoría de cosa, como Yo. El diablo no es tan malo como parece, no ha inventado aún el castigo que merecen los asesinos de sueños, los violadores de infancias, los obradores de carne inocente. Me robaste la felicidad de la vida y la cambiaste por culpa. Qué sabes de vomitar de rechazo. Qué sabes de las noches de insomnio. De mojar la cama de miedo. De la angustia permanente de ser descubierto. Qué sabes de sentir el cuerpo sucio si tú no sientes nada. De rechazar la piel, la vida, el deseo. Qué sabes de sentir que nadie te cree. Qué sabes de sentirte vulnerable. Qué sabes de que te culpen a ti. Qué sabes de que te acusen que tu provocas. Qué sabes de no poder quitarte la vida. Tú que sabes de sentimientos, si tiene más sentimientos un cerdo. Tú que sabes, psicópata enfermo. Te escribo 30 años después desde mi postura más justa. Mereces la condena más cruel, ni con la muerte pagas tus daños. Voy a decir a todos lo que me hiciste cada uno de los 2555 días. Voy a manchar tu nombre de tu propio pasado, a eyacular en tu cara las verdades, el pasado que arruinaste y que alcanza hasta mi presente, destruido. Voy a hablar, y a decirle al señor juez, que faltó una niña en el columpio.
Autor: Mateo Perés