Ahora que todos huyen hacia dentro de sus ciegos destinos de plastico
Ahora que todos huyen hacia dentro de sus ciegos destinos de plástico
Ahora que todos abandonan y se saben perdedores de ese maldito juego que nadie quiso comenzar
Falsos jugadores en de manos amputadas
Ya ninguna metáfora alcanza para dibujar a Dios en el corazón de los desesperados
Ya nada nos alcanza para soportar la pesada carga del hombre y sus mentiras a medias
Ya no podeos culpar a la muerte de tendernos la trampa
Cada mañana
Ni ocultarnos detrás del árbol del desierto
Ya no es suficiente recurrir a lo que de noche se nos queda en la piel, en las encías
Lo que nos separa del último poema y del último abismo.
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De la cocaína del señor presidente que en las mañana de su cumpleaños comparte con sus hijo en el Water durante del desayuno
De la vergüenza del hombre sin empleo que camina por la calle contemplando el vuelo de las palomas ciegas
De la mierda fresca en el tacón de la gerente del Banco
De la brizna fresca que se pega a las ventanas del burdel al amanecer
Un Dios en cada esquina nos ofrece la dosis diaria de opio que necesitamos para resistir
Nadie entre nosotros sabe que la vida nada entiende de razones
Que sobrevivir no es cuestión de soportar el hambre hasta que estallen las tripas del alma
Nadie entre nosotros le negaría a Dios una pequeña parte de esa eternidad falsa que guardamos entre las manos
Ese fragmento de miseria compartida de la que nos sentimos tan orgullosos
Que hace posible el olvido, la decencia, la prudencia
De la pereza del niño antes de ir al colegio que lo convertirá en un ejemplar vendedor de bazuco y hachis.
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Y no me diga que no le duele el dolor que tiene desde su primera operación en el vientre
De cuando le sacaron a su madre y a su padre a pedacitos
Porque usted se los había tragado
El día en que ellos le dejaron la nevera vacía y la garganta llena de preguntas y cuchillos oxidados.
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Cada quien se muerde los dientes del alma hasta donde le alcance el odio la rabia, la impotencia y el miedo
Hasta donde le baste para saberse falso inmigrante de todo lugar
Hasta que se de cuenta que ni el desierto es suficiente para su soledad de dios en el desierto
Cada quien se dispara con sus mentiras preferidas, todas a la medida de sus miedos
y regresa al trabajo de medio tiempo a mendigar amor, piedad, un mendrugo de pan para el día de mañana
Para que el alma de los muertos deje de traspirar la sangre con la que nos obligan a beber para no morirnos de sed en este desierto de frutas podridas y de noches como infiernos a mediodía
Hasta que el cielo se nos estrelle en las narices y aprendamos a rascarnos las heridas hasta el hueso
Para que se nos vean las protuberancias cancerígenas que le ocultamos a dios desde la infancia
Hasta que quedemos totalmente presos de nosotros mismos y ya nos nos puedan ver los ciegos que en la calle identifican la mierda de los animales y no dicen nunca nada, pero lo ven todo.
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Incluso la vida
A pesar de lo impronunciable
A pesar de las piedritas afiladas en el riñón
Incluso la vida, a pesar de la palabra “vida”
Todas las aguas residuales que amanecieron debajo de tu cama
El día de tu nacimiento
A pesar del esfuerzo diario por limpiar la mugre de la casa
Mañana
Incluso la vida
El cáncer
Lo blanco
Las mentiras
El amor
La caca y el coco.
Autor: Diego Fernando Gallo Casas
Imagen de Francis Bacon
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